sábado, 18 de diciembre de 2010

Fábulas clásicas del escritor clásico Escopo

Habiéndole preguntado un médico a un enfermo por su estado, contestó el enfermo que había sudado más que de costumbre.
- Eso va bien -dijo el médico.
Interrogado una segunda vez sobre su estado de salud, contestó el enfermo que temblaba y sentía fuertes escalofríos.
- Eso va bien -dijo el médico.
Vino a verle el médico por tercera vez y le preguntó por su enfermedad. Contestó el enfermo que había tenido diarrea.
- Eso va bien -dijo el médico, y se marchó.
Vino un pariente a ver al enfermo y le preguntó cómo iba.
- Me muero -contestó- a fuerza de ir bien. Esopo

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Un médico tenía en tratamiento a un enfermo. Este murió, y el médico decía a las personas del acompañamiento:
- Si este hombre se hubiera abstenido del vino y se hubiese puesto lavativas, no hubiese muerto.
- ¡Amigo -le contestaron-, no es ahora que no sirve de nada cuando tenías que haber dicho esto, sino antes, cuando tu consejo podía haber sido de provecho. 
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Una vieja enferma de la vista llamó con promesa de salario, a un médico. Este se presentó en su casa, y cada vez que le aplicaba el ungüento no dejaba, mientras la vieja tenía los ojos cerrados, de robarle los muebles uno a uno.
Cuando ya no quedaba nada, terminó también la cura, y el médico reclamó el salario convenido. Se negó a pagar la vieja, y aquel la llevó ante los jueces. La vieja declaró que, en efecto, le había prometido el salario si le curaba la vista, pero que su estado, después de la cura del médico, había empeorado.
- Porque antes -dijo- veía todos los muebles que había en mi casa, y ahora no veo ninguno.

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